domingo, 30 de diciembre de 2012

Días vacíos.

Hay días en los que sólo te apetece permanecer en la cama, sin ánimo alguno de enfrentarte al largo día que te espera. Sólo deseas ignorar de los problemas. Te acobardas. Huyes. No tienes fuerza alguna para superar los obstáculos que se presentarán para hacerte el día más difícil. Lloras. No quieres enfrentar el día. Estás harto de todo. De todos. Lloras. De impotencia. De rabia. De angustia. Lloras. Y tras haber derramado las últimas lágrimas te levantas... comienza un nuevo y horrible día.

Pasan las horas y la horrible sensación antes de levantarte ha sido la única compañía del día. Te hundes. Te preguntas, "¿Porqué me siento tan vacío?", "¿Porqué me encuentro tan mal?", ¿Porqué tengo que enfrentar este día?, "¿Porqué me siento sin fuerzas?", "¿Porqué soy tan idiota?"... Te duele la cabeza después de tantas preguntas. Te sientes peor. Nadie es capaz de animarte. Te sientes solo. Muy solo. Lloras. Sin motivos. Con ganas. Sin parar. Toses. Vuelves a llorar. Tapas la cara contra almohada para que nadie te oiga llorar. Lloras más fuerte. Te duermes. Odio los días vacíos. 


Mel.


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