lunes, 22 de julio de 2013

En busca de la felicidad.

Lágrimas recorren mi rostro a velocidad de la luz, no cesan. Llevo semanas llorando por las noches, enterrando mi rostro en la almohada intentando ahogarlas, intentando esconder mis propios sollozos. Es la única forma que encuentro de dejar salir todo lo que escondo dentro. Por el día estoy cabreada, enojada con el mundo, incluso con las personas que más me quieren. Me siento idiota porque lo soy. Por la noche, estoy desmotivada, sin ganas de seguir adelante y hundida. ¿Te has sentido alguna vez vacío? ¿Como si te faltara algo? ¿Infeliz? Así me llevo sintiendo desde hace días y semanas. No pretendo que los demás sientan pena. La pena es el peor sentimiento que se puede tener hacia una persona. No la quiero, por eso lloro sola y sin que nadie sea capaz de oírlo. Lloro por sentirme de esta forma. Tan sola. Tan... vacía. No me siento orgullosa de mí misma. Nunca me he valorado, tal vez porque los demás no me han valorado tampoco. Nunca me he sentido segura de mí misma, siempre me he dejado llevar por los demás. Pocas veces he sabido decir "no". Lágrimas siguen recorriendo mi rostro. La almohada empapada. El ventilador secándolas antes de llegar a mis labios. Hace calor, pero no siento nada. Me siento como si estuviera hecha de piedra. He construido un muro de piedra alrededor de mí difícil de romper. Tal vez no quiero que nadie lo rompa. Demasiadas traiciones he tenido. Demasiado dolor he sentido. Demasiadas lágrimas he derramado. Entre más de 7 mil millones de personas en el mundo, me siento totalmente sola y desamparada. Siento que nadie me comprende. Que nadie me busca. Quiero ser la felicidad de alguien.


A pesar de cómo me siento. Sé que es un momento de debilidad. No voy a dejar de intentar ser feliz a pesar de todo. Borrando mis lágrimas y levantando la cabeza poco a poco me prometo a mí misma que voy a encontrar la felicidad. Sé fuerte.




Mel.

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