Pasan las horas y la horrible sensación antes de levantarte ha sido la única compañía del día. Te hundes. Te preguntas, "¿Porqué me siento tan vacío?", "¿Porqué me encuentro tan mal?", ¿Porqué tengo que enfrentar este día?, "¿Porqué me siento sin fuerzas?", "¿Porqué soy tan idiota?"... Te duele la cabeza después de tantas preguntas. Te sientes peor. Nadie es capaz de animarte. Te sientes solo. Muy solo. Lloras. Sin motivos. Con ganas. Sin parar. Toses. Vuelves a llorar. Tapas la cara contra almohada para que nadie te oiga llorar. Lloras más fuerte. Te duermes. Odio los días vacíos.
Mel.
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